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Sujetos en las narrativas de dominación

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Este artículo realiza una lectura de la obra teatral Après moi, le déluge (2008), de Teresa Cunillé, en torno al papel de la ideología en los procesos de construcción de la subjetividad. Concretamente, analizaremos la complicidad entre discurso y poder, así como la tensión entre sujeción y subversión, en el campo de las identidades. Adoptando una perspectiva decolonial, trataremos de visibilizar la persistencia de la narrativa imperialista occidental y cómo sus lógicas de dominación penetran los mecanismos de construcción identitaria…
Este artículo realiza una lectura de la obra teatral Après moi, le déluge (2008), de Teresa Cunillé, en torno…

Este artículo realiza una lectura de la obra teatral Après moi, le déluge (2008), de Teresa Cunillé, en torno al papel de la ideología en los procesos de construcción de la subjetividad. Concretamente, analizaremos la complicidad entre discurso y poder, así como la tensión entre sujeción y subversión, en el campo de las identidades. Adoptando una perspectiva decolonial, trataremos de visibilizar la persistencia de la narrativa imperialista occidental y cómo sus lógicas de dominación penetran los mecanismos de construcción identitaria y de reconocimiento.

La propuesta escénica se articula a partir del diálogo entre dos personajes, a pesar de que la diégesis incluye un tercero, cuya relevancia es central. Los personajes invisibles son un recurso dramático que incorpora en la historia a personajes que no aparecen directamente en escena y, por lo tanto, se hacen presentes sólo a través del discurso ajeno. Esta elección formal, como defenderemos a continuación, lejos de ser arbitraria es fundamental para articular el juego entre representación, visibilidad y poder que la obra propone.

A quién oímos y vemos los espectadores es al Hombre y a la Intérprete, dos occidentales reunidos en una habitación de un hotel en Kinshasa. El encuentro entre ambos personajes responde a una transacción profesional. La Intérprete, que trabaja y vive en el hotel, del que ya no recuerda cuándo fue la última vez que salió, es contratada por el Hombre, un empresario europeo que hace negocios en África para multinacionales y que relata haber sido abordado, en la entrada del hotel,por un hombre interesado en hablar con él: 

HOME: […] Quan he arribat, m’esperava a la porta. L’únic que sé és el sen nom. Algú li ha apuntat en un paper. (Dóna un tros de paper a la INTÈRPRET.) Pel que sembla només entén el kiluba. (Tots dos miren alhora cap a una de les butaques en silenci uns segons.) Què passa?
INTÈRPRET (Mira l’HOME): Diu que també entén la seva llengua, però que no la sap parlar.

(Cunillé 2008, 468)

En este instante asistimos a una suerte de invocación fantasmal en la que surge el tercer personaje, un congoleño que se hará accesible al espectador sólo a través del discurso de la Intérprete. Dicho recurso narrativo, el del personaje invisible, adquiere, en este sentido, un carácter hiperbólico cargado de significado. El personaje congoleño solo puede hacerse audible al espectador (occidental) a través de las palabras de la Intérprete, hasta el punto que ambas voces colapsan y el discurso de ella deviene una ilusión especular de las del otro, siempre ausente. De este modo, solo conseguimos acceder a este sujeto a través de la traducción, que más allá de una operación de traslación lingüística, entraña siempre una transferencia entre sistemas culturales.

Judith Butler (2010), tomando las ideas de Athusser y Foucault, defiende que el sujeto se produce discursivamente, en complicidad con las relaciones de poder. Esto ocurre por medio de la interpelación, que Althusser explica como el mecanismo por el cual la ideología constituye como sujetos a los individuos concretos (2022, 139). A través de una adhesión voluntaria a ciertas categorías normativizadas, el individuo se inscribe socialmente como sujeto. Así, la subjetividad es “la oportunidad lingüística para que el individuo alcance y reproduzca la inteligibilidad, la condición lingüística de su existencia y su potencia” (Butler 2010, 21-22). Fuera de ellas, como dirá Butler, queda lo abyecto, lo irrepresentable.

Para Butler la inteligibilidad se produce gracias a la inscripción: un mecanismo psíquico que produce al sujeto a partir de la internalización del poder mediante la iteración de la norma pero que, al mismo tiempo que lo sujeta a ella, le confiere agencia para subvertirla, desviarse de ella, debido a su carácter tropológico. Volviendo al texto de Cunillé, en la escenificación del discurso del hombre congoleño opera una estrategia de sujeción-subversión en la que, a través de la subordinación a la narrativa hegemónica 一que es la de la construcción del Otro no occidental一 se consigue incorporar lo abyecto, aquello relegado fuera de los márgenes de la inteligibilidad, al visibilizar las fisuras de un proyecto ideológico que en la contemporaneidad sigue operando para reproducir las condiciones materiales de existencia que permiten al Norte Global vivir a expensas de una radical precarización de la vida en el Sur Global.

Porque, tal como evidencia el discurso y las actitudes de los dos personajes occidentales, “el sentido del pasado Imperial reside no sólo en ella [la era colonial, desmantelada como tal], sino que ha penetrado la realidad de centenares de millones de personas: su existencia como memoria compartida y como tejido altamente conflictivo de cultura, ideología y política ejerce todavía una fuerza tremenda” (Said 1996, 47).  Así, el hijo que el hombre congoleño supuestamente pone a manos del empresario occidental para brindarle la posibilidad de tener un futuro digno es en realidad el espectro identitario que el occidentlocentrismo necesita para reproducir su status quo

INTÈRPRET: Vol dir que necessita el meu fill?
HOME: Sí.
(Pausa.)
INTÈRPRET: Sí, què…
HOME: Sí que el necessito.

(Cunillé 2008, 501-502)

Ese hijo, como sabemos al final, no existe: murió con tres años a causa de la pobreza y la malaria. “Tots aquests anys només l’hem trobat a faltar la seva mare i jo […] Però ara vostè també el trobarà a faltar” (Cunillé 2008, 502). Una alusión a la memoria que entraña un imperativo ético: cuestionar las narrativas que informan al sujeto occidental, puesto que el modo en que “nos representamos el pasado modela nuestra comprensión y perspectiva del presente” (Said 1996, 37). Sin embargo, tal como el segundo hombre irrumpió en escena, se desvanece; y la conversación entre los otros dos continúa inalterada: un discurso trivial, solipsista, alienado, que conduce al espectador hasta el silencio y la oscuridad final.

 

Bibliografía citada:

Althusser, Louis. 2022. “Ideología y aparatos ideológicos del Estado (Notas para una investigación)”. En La Filosofía como arma de la revolución, 95-142, traducido por Óscar del Barco, Enrique Román y Óscar Molina. Ciudad de México: Siglo XXI Editores.

Butler, Judith. 2010. “Introducción”. En Mecanismos psíquicos del poder. Teoría sobre la sujeción, 11-41. Madrid: Cátedra.

Cunillé, Lluïsa. 2008. "Après moi, le déluge". En Deu peces, 449-507. Barcelona: Edicions 62.

Pérez Navarro, Pablo. 2010. “Dar cuenta de la interpelación: inscripción de la alteridad y construcción del sujeto ético”. En Daimon. Revista Internacional de Filosofía núm 49, 21-33.
https://revistas.um.es/daimon/article/view/141841

Said, Edward. 1996. "I. Territorios superpuestos, historias entrecruzadas". En Cultura e imperialismo, 35-73. Barcelona: Anagrama.

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