En la obra teatral Après moi, le déluge (2008), de Lluïsa Cunillé, se evidencia de manera contundente la compleja relación entre ideología y subjetividad, así como la constante tensión entre sujeción y subversión. A lo largo de la trama, los personajes interactúan y se desenvuelven en un entorno marcado por las ideologías dominantes, que moldean sus pensamientos, acciones y relaciones interpersonales. Al mismo tiempo, se vislumbra la lucha interna de los individuos por mantener su identidad y autonomía frente a las imposiciones ideológicas y sociales que los rodean.
En primer lugar, es crucial destacar cómo la ideología permea cada aspecto de la vida de los personajes, dictando sus creencias, valores y comportamientos. Desde el diálogo inicial entre el HOMBRE y la INTÉRPRETE, se observa cómo las estructuras ideológicas influyen en la percepción del mundo y en la toma de decisiones. El HOMBRE, representante de una mentalidad empresarial y capitalista, expresa su visión utilitarista de las relaciones humanas, donde el dinero y el poder son los principales motores de la interacción social. Por otro lado, la INTÉRPRETE, a través de su conexión con su hijo y su rechazo a ciertas prácticas comerciales deshumanizadas, cuestiona y desafía las normas establecidas por la ideología dominante. La INTÉRPRETE cuestiona activamente las bases sobre las cuales se sustenta la ideología capitalista, abogando por una ética basada en la empatía, la solidaridad y el cuidado mutuo. Su resistencia a aceptar las reglas del juego impuestas por el sistema revela una voluntad de desafiar las normas establecidas y buscar una forma alternativa de relacionarse con el mundo y con los demás.
En este sentido, la obra teatral plantea un conflicto entre dos visiones del mundo: una marcada por la lógica del mercado y la competencia, representada por el HOMBRE, y otra fundamentada en valores más humanos y solidarios, encarnada por la INTÉRPRETE. A través de la interacción de estos personajes y de sus diferentes perspectivas, se pone de manifiesto el choque entre la ideología dominante y la resistencia individual, así como la posibilidad de trascender las limitaciones impuestas por las estructuras ideológicas para buscar una forma más auténtica y significativa de relacionarse con el entorno y con los demás.
La subjetividad de los personajes se ve constantemente confrontada por las exigencias del sistema ideológico en el que se desenvuelven. El HOMBRE, en su afán por mantener su posición de poder y control, se ve obligado a reprimir sus emociones y a adoptar una actitud fría y calculadora. En este sentido, a pesar de su aparente control y racionalidad, en un momento de vulnerabilidad confiesa sus miedos y dudas, revelando así la tensión interna entre su identidad pública y sus emociones privadas. Esta lucha interna refleja cómo la ideología dominante puede influir en la subjetividad individual y generar conflictos internos. Por otro lado, la INTÉRPRETE, a través de su relación con su hijo y su resistencia a ciertas prácticas inmorales, busca preservar su integridad moral y emocional en un entorno hostil y deshumanizado.
La tensión entre sujeción y subversión se manifiesta en los intentos de los personajes por resistir y desafiar las normas impuestas por la ideología dominante. El HOMBRE, a pesar de su aparente firmeza y control, revela a través de sus confesiones una vulnerabilidad y un conflicto interno que lo llevan a cuestionar sus propias acciones y motivaciones. Por su parte, la INTÉRPRETE, a través de su valentía y determinación para proteger a su hijo y resistir la corrupción moral, representa un acto de subversión frente a las injusticias y desigualdades del sistema. Esta resistencia representa un intento de preservar la integridad moral y emocional en un entorno hostil y opresivo.
En conclusión, la obra teatral Après moi, le déluge, de Lluïsa Cunillé ofrece una profunda reflexión sobre la compleja relación entre ideología y subjetividad, así como sobre la constante tensión entre sujeción y subversión. A través de los personajes y sus interacciones, se pone de manifiesto la lucha constante de los individuos por mantener su identidad y autonomía frente a las fuerzas opresivas y deshumanizadoras de la sociedad. La obra invita a cuestionar las normas establecidas, a resistir la injusticia y a buscar la redención a través del amor, la empatía y la solidaridad.
Debatecontribution 0en La relación entre ideología y subjetividad, y la tensión entre sujeción y subversión en «Après moi, le déluge», de Lluïsa Cunillé
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