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Entre la sujeción y la subversión: ideología y subjectivdad en «Après moi, le déluge»

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Entre la sujeción y la subversión: ideología y subjectivdad en «Après moi, le déluge»

El drama teatral Après moi, le déluge de Lluïsa Cunillé, presenta un diálogo entre un HOMBRE y una INTÉRPRETE, revelando gradualmente historias de violencia, guerra y trauma personal. La conversación entre ellos es una ventana a cómo las experiencias pasadas y las ideologías moldean sus percepciones y acciones, mostrando el conflicto entre sujeción a estas fuerzas y los esfuerzos por subvertirlas. Primero, la ideología en la obra se manifiesta en la obra a través de las historias de violencia y…
El drama teatral Après moi, le déluge de Lluïsa Cunillé, presenta un diálogo entre un HOMBRE y una INTÉRPRETE,…

El drama teatral Après moi, le déluge de Lluïsa Cunillé, presenta un diálogo entre un HOMBRE y una INTÉRPRETE, revelando gradualmente historias de violencia, guerra y trauma personal. La conversación entre ellos es una ventana a cómo las experiencias pasadas y las ideologías moldean sus percepciones y acciones, mostrando el conflicto entre sujeción a estas fuerzas y los esfuerzos por subvertirlas.

Primero, la ideología en la obra se manifiesta en la obra a través de las historias de violencia y guerras contadas por la INTÉRPRETE, las cuales reflejan un entorno militarizado y deshumanizado. La ideología de la guerra, cargada de nacionalismo y de la necesidad de supervivencia, ha formado la subjectividad del hijo de la INTÉRPRETE, quien parece haber internalizado una visión del mundo donde la violencia es una herramienta necesaria y justificada. Un fragmento clave a este respecto sería: 

«INTÉRPRETE.-[…] Antes de combatir les suministraban drogas para que no sintieran ningún miedo y se olvidaran de todo. Les hacían un corte en las sienes y allí les ponían una mezcla de pólvora y cocaína, y entonces los situaban en primera línea de fuego, sobre todo a los más pequeños.» (p. 222).

Este método muestra una manipulación en la percepción y la consciencia de los combatientes, especialmente de los más jóvenes, llevándolos hacia una ideología que prioriza la deshumanización y la eficacia en el combate sobre cualquier consideración moral o ética. Este acto de sujeción ideológica se ve intensificado por el efecto de las drogas, que no sólo suprimen el miedo sino también borran la memoria de los actos cometidos, alterando la subjetividad de estos individuos.

Por otro lado, la obra también ilustra la sujeción a través de los roles impuestos por la guerra y el pasado. Un claro ejemplo vívido se halla en las acciones descritas por la INTÉRPRETE:

«INTÉRPRETE.- Entraban en cualquier lugar que les ordenaban y disparaban a todo el mundo que se pusiera delante, y a los que quedaban vivos les cortaban las manos, especialmente a los soldados, para que les tuvieran miedo. A algunos soldados incluso les arrancaban los ojos y el corazón, los cocinaban y luego se los comían. (p. 222)».

Otro ejemplo de sujeción se encuentra en el modo en que los personajes están condicionados por sus circunstancias y pasados. En un momento de la producción teatral, la INTÉRPRETE y el HOMBRE discuten sobre la posibilidad de que el hijo de la INTÉRPRETE trabaje para el HOMBRE:

“HOMBRE.- ¿Y cuando no viajase qué haría con él?

INTÉRPRETE.- Lléveselo a Ciudad del Cabo. Podría vigilar su casa y seguir cuidando de sus cosas.” (p. 227).

Esta interacción señala cómo la INTÉRPRETE busca oportunidades para su hijo dentro de las limitadas opciones que le ofrece su realidad, demostrando cómo las circunstancias pueden sujetar a los individuos a ciertos roles o destinos.

Sin embargo, la subversión está representada en la manera en cómo la INTÉRPRETE decide contar estas historias, enfrentándose a la posibilidad de olvido y negación de estos horrores. La decisión de compartir estas experiencias bélicas puede verse como un acto de resistencia contra la normalización de la violencia y el silencio que, muchas veces, rodea tales actos:

“HOMBRE.- ¿Todo esto se lo ha contado su hijo?

INTÉRPRETE.- Todo esto me lo ha ido contando a lo largo de estos años. Incluso sé qué clase de armas usaban.” (p. 223).

Al revelar estos detalles al HOMBRE, la INTÉRPRETE no sólo subvierte la expectativa de silencio o complicidad, sino que también desafía las narrativas convencionales sobre los combatientes y las guerras, destacando la humanidad perdida y las tragedias personales detrás del conflicto.

Además, también se ilustra la tensión entre sujeción a la ideología y el esfuerzo por subvertila. Aunque tanto el HOMBRE como la INTÉRPRETE parecen estar limitados por sus circunstancias y las estructuras ideológicas que los rodean, ambos manifiestan momentos de resistencia o deseo de cambio:

“HOMBRE.- Es una Beretta y sólo hay una bala en su interior.

INTÉRPRETE.- Sólo una.

HOMBRE.- Sí. 

INTÉRPRETE.- Eso mi hijo no podía saberlo.” (p. 223).

Este momento de la trama, refleja la sujeción del HOMBRE a su pasado y sus miedos, representado por la pistola como una sola bala, un símbolo de su desesperación y aislamiento. La conversación entre éste y la INTÉRPRETE muestra cómo intenta subvertir su situación actual al tratar de aprender más sobre la “Beretta”, quizás buscando algún control sobre su vida.

En contraposición, la INTÉRPRETE subvierte la narrativa esperada de un padre que podría querer ocultar las brutalidades de la guerra cometidas por su hijo, eligiendo exponer y discutir, en su lugar, los horrores, sugiriendo un deseo de confrontación y reconocimientos de dichas realidades:

“INTÉRPRETE.- Mi hijo nunca me ha mentido. Es incapaz de mentir aunque eso le ponga a él en peligro.” (p. 222).

Con esta frase, la INTÉRPRETE resalta la honestidad de su hijo en contraste con el mundo de engaños y violencia que habitan, subvirtiendo de este modo la noción de que los soldados deben mantener sus experiencias en secreto.

Por tanto, Après moi, le déluge de Lluïsa Cunillé es una exploración profunda de cómo la ideología influye y configura la subjectividad de los individuos, y cómo la sujeción a estas fuerzas puede ser desafiada a través de actos de subversión. La obra refleja la complejidad de estas dinámicas en el entramado de su narrativa, ofreciendo un espejo en el que podemos vernos reflejados y cuestionados. A través de la interacción entre la INTÉRPRETE y el HOMBRE, cada uno portador de su propia historia, Aprés moi, le déluge nos desafía a considerar las formas en que la ideología y la sujeción se manifiestan en sus propias vidas. Nos confronta con preguntas sobre la resistencia y la conformidad, y sobre cómo podemos encontrar espacios para la subversión en nuestras propias narrativas personales y colectivas.

Bibliografía:
Cunillé, L. (2008). Après moi, le déluge. Barcelona : Edicions 62. [Fragmento : versión castellana]

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Poscolonialismo blanco en «Après moi, le déluege», una ideología dominante frente a las clases sociales más bajas

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Poscolonialismo blanco en «Après moi, le déluege», una ideología dominante frente a las clases sociales más bajas

Après moi, le déluege (2008) es una obra teatral de Lluïsa Cunillé muy bien construida y una crítica social en la que nos presentan: una mujer manca africana, apodada bajo el nombre de “la intérprete” y un hombre blanco de negocios que lleva tiempo sustentándose económicamente en el centro de sud-áfrica, quién cuenta con un domicilio en la Ciudad del Cabo. En un principio, la intérprete (a quién no se le adjudica un nombre, porque su identidad es irrelevante para…
Après moi, le déluege (2008) es una obra teatral de Lluïsa Cunillé muy bien construida y una crítica social…

Après moi, le déluege (2008) es una obra teatral de Lluïsa Cunillé muy bien construida y una crítica social en la que nos presentan: una mujer manca africana, apodada bajo el nombre de “la intérprete” y un hombre blanco de negocios que lleva tiempo sustentándose económicamente en el centro de sud-áfrica, quién cuenta con un domicilio en la Ciudad del Cabo. En un principio, la intérprete (a quién no se le adjudica un nombre, porque su identidad es irrelevante para el resto de las clases sociales superiores) busca un hombre a quién vender su hijo joven y dejarlo en buenas manos. La relación entre los personajes irá variando a lo largo del relato, porque veremos, cómo el papel y el posicionamiento de poder entre estos cambiará.

El texto nos sitúa en Kinsasa, la época actual. Aunque, la obra hace referencia a la etapa pasada del colonialismo, esta refleja que la práctica de la explotación colonial todavía existe y parece interminable, quedan rastros de los antiguos países imperialistas en forma de empresas multinacionales. A día de hoy, se explotan niños de tierras africanas para proporcionar los materiales que exigen las necesidades de los países primermundistas, como la fabricación de: tecnología, móviles, fibra óptica, misiles (Cunillé, 2008: 506). En especial, el personaje del hombre expresa una clara ideología colonial y poderosa, que defiende el cumplimiento de los requerimientos de las empresas a cambio de dinero y explotación. Se nota que ha experimentado y ha pasado por muchas situaciones, que dejan a la mujer interprete en una posición de supuesta inferioridad.

El contexto social es el siguiente, en diferentes continentes existen países tercermundistas que son ricos en minerales, fósiles y materiales, que pueden ser muy beneficiosos para los Estados de Occidente. En tierras lejanas a Occidente, se distribuye la riqueza de manera más desigual, dónde incluso, ampara la ley del más fuerte e inteligente (así lo demuestra la figura del personaje del hombre, que parece muy influenciada por la obra de Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas). A raíz de esto, se crea un conjunto de relaciones subordinadas, países dominantes frente otros que están sometidos a sujeciones y subversiones, por dependencia económica. También, grupos sociales más susceptibles que otros, lo mismo sucede dentro de Occidente, pero afuera ocurre de forma más abusiva a nivel social y económico.

 

¿Entonces, qué relaciones de sujeción y subversión encontramos en esta obra teatral?

Pues bien, al inicio del relato vemos que, hay una clara relación de superioridad por parte del hombre blanco hacia la mujer africana (quizás sea por cuestión de género, o etnia), por haber sido más cruel durante tantos años. No le importa la “verdad”, tampoco la ética, solo la ambición por los negocios. “Home: I a aquestes alçades, per què voldria algú al meu costat que em digués en tot moment la veritat? I perquè em diguin mentides ja en tinc prou amb els metges.” (Cunillé, 2008: 496).

Las interacciones entre ambos personajes para que salgan beneficiarios, demuestra que los dos están condicionados a otras relaciones sociales (empresas, vendedores locales) que, a su vez, todas están mantenidas por una red de dominaciones entre sujetos en sujeción y subversiones, porque todos persiguen la producción y adinerarse dentro del sistema, así se generan las relaciones de producción. La ideología de cada persona surge a partir de estas relaciones de producción que se presenta entre los individuos, relaciones de dominación y sujetos sometidos a unas condiciones para que el sistema se mantenga (Althusser, 1974: 44, 53).

Al final del relato, la intérprete genera un cambio inesperado en la trama, su hijo quién había intentado venderle al hombre de negocios, en realidad no existía. Falleció hace muchos años cuando fue niño, y el objetivo de la mujer era cautivar al hombre y robarle sus pertenencias. Aquí las posiciones de poder cambian. Es un giro argumental excelente para demostrar que es posible intercambiar los factores de una historia y modificar la hegemonía, la idea generalizada de que el hombre veterano siempre gana. En esta obra, no saldrá victorioso frente a otros grupos sociales más débiles como suele ocurrir. Entendemos por hegemonía, el término que creó Gramsci, los procesos que realizan las clases dominantes para mantener su ideología predominante sobre otras. De esta manera, se adhieren a las estructuras dominantes (Carbonell, 2020: 19).

Para terminar, Lluïsa Cunillé realiza un excelente trabajo, un contraste esclarecedor entre clases sociales y etnias, muy reflexivo sobre las relaciones dominantes actuales que todavía se mantienen después de la época colonial, y han influenciado a la etapa actual del poscolonialismo blanco. Los colectivos de los pueblos africanos siguen siendo invisibles para el resto del mundo. Es el caso de la protagonista, que finalmente desaparece en la oscuridad del escenario, junto a su hijo, que intentaba vender desde un inicio, pero este jamás existió, porque su presencia nunca tuvo relevancia para las clases sociales más dominantes de los países más ricos.

 

Bibliografía:

Althusser, L. (1974). “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”. (A. J. Pla, Trad.) Buenos Aires: Letra e.

Butler, J. (2010). “Introducción”. En Mecanismos psíquicos de poder. Cátedra, pp. 11-41.

Carbonell, N. (2020). “Cultura y subjetividad” [recurso digital de aprendizaje]. Barcelona: UOC.

Cunillé, L. (2008). “Après moi, le déluge”. Deu peces. Barcelona: Edicions 62, pp. 452-507.

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